Ilustrarqtober2020: Día 3

03.10.2020

Reto #ilustrarqtober2020. Día 3!: ¿Conoces la historia de la conocida como Dama de Cádiz?. Es una de mis piezas funerarias preferidas a nivel peninsular y, sin duda, una de esas historias apasionantes de la arqueología en las que queda claro que en nuestra profesión no todo es lo que parece y la realidad termina superando a la ficción. Se trata de un magnífico sepulcro fenicio con la efigie de una mujer. Se expone en el Museo de Cádiz junto otro de similar tipología pero con efigie masculina localizado en 1887 y cuyo hallazgo fue muy relevante para el estudio del rico pasado fenicio-púnico de la península ibérica. Al contrario de lo que podríamos imaginar, los restos conservados en el sepulcro femenino son masculinos y viceversa. Puedes seguir la información respecto a las últimas investigaciones en prensa, ya que está de actualidad justo cuando se cumple el 40 aniversario de su hallazgo y aunque era algo que ya se sospechaba cuando los restos salieron a la luz, ha sido recientemente cuando ha sido demostrado científicamente. Su descubrimiento en 1980 durante una obra, al igual que otros restos importantes en las mismas fechas, puso sobre la mesa la importancia de la arqueología preventiva cuyas primeras directrices vendrían marcadas a partir de 1985 de la mano de la Ley de Patrimonio. En las redes sociales del @museocadiz, podrás encontrar toda la información sobre su hallazgo, su posterior traslado al Museo y la especial historia que le une a la figura de Pelayo Quintero Atauri, tras llegar a Cádiz en los primeros años del siglo XX con plaza de profesor de dibujo en la Escuela de artes y Oficios (como veis es habitual la relación de los arqueólogos con el arte). En Cádiz ostentó importantes cargos y como arqueólogo, entre otras cosas, puso especial empeño en localizar un sarcófago femenino como el ya citado que previamente había aparecido en el siglo XIX. Se dice que llegó a obsesionarle tanto esta búsqueda que hasta soñaba con ello.... Lamentablemente falleció en 1946 sin haberla encontrado. El destino quiso que la ansiada dama de Quintero Atauri apareciera de forma fortuita en 1980, en las obras de un solar en la calle Ruiz de Alda. El solar no era otro que el que había acogido durante décadas el chalet del propio Pelayo Quintero Atauri.

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